Nadie es perfecto
Atentamente : Nadie :)

viernes, 7 de diciembre de 2012

Capítulo 2

Solo son criminales, peligrosos criminales transtornados.
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Entonces la veo, veo a la chica de la que me habló Kitzia hace unas horas, esa es mi víctima.
Tengo que crear un vínculo entre nosotros para después romperlo. ¡Delante de todos!
Después de todo, no todos los días se tienen nuevos condenados. Será divertido.
Tresh y su banda se acercan a toda prisa hacia al comedor, hoy tiene que haber comida de verdad.
La miro de nuevo.
Una oportunidad como esta no la puedo desaprovechar, la han derribado, y ella está ahora en el suelo exhausta por lo que acaba de pasar. Todas sus cosas están esparcidas por el suelo.
Es mi turno.
Me acerco lentamente. Y me pongo delante de ella.
Es pelirroja, pero rojo oscuro, no chillón. Es pálida, y parece una blandengue.
    - Hola, señorita, ¿puedo ayudarla? - me cruzo de brazos. Ella me mira.
    - No gracias, estoy bien.
    Se vuelve hacia sus cosas intentando reunirlas.
    - ¿De verdad? ¿No es ese libro con el que están jugando al fútbol tuyo?
    Se gira hacia donde yo señalo. Y sus ojos se abren como platos, se levanta corriendo y va a recuperar su libro, o al menos a intentarlo.
    Porque Craig la derriba de un empujón y ella choca con las taquillas.
    - ¡Hey, Craig!
    - ¡Aaron!
    - Dale el libro – digo tranquilo.
    - ¿Qué? ¿Por que iba a hacer eso? - dice desafiante.
    - Lo harás – digo en el mismo tono tranquilo y ladeo la cabeza.
    Me acerco a Craig y le atesto un puñetazo en el estómago, el libro sale disparado de su mano y cae al suelo.
    Lo cojo y me acerco a la chica.
    - Aquí tienes tu libro.
    - Vaya, gracias.
    - Ahora, ¿me dirás tu nombre? - sonrío.
    - Cathleen.
    - Aaron.
    Ella sonríe.
    Lo he conseguido. Un poco más y ya la tengo a tiro.
    - ¿Tienes hambre?
    - Sí.
    - Ven, te enseñaré la cantina.
    - Antes necesito encontrar mi taquilla – dice un poco avergonzada.
    - En ese caso, te ayudaré a buscar tu taquilla.
    - Vale.
    Tiene la 666, está muy cerca de la de Kitzia. Eso le va a gustar, así la tendrá controlada. Llegamos a su taquilla y suelta sus libros y sus cosas.
    - ¿Por qué me ayudas? - pregunta intrigada y un poco extrañada.
    - Y, ¿por qué no?
    - Pues porque se supone que eres un criminal, y los criminales no son amables – sonrío.
    - En el mundo hay de todo. ¿Así es como me agradeces que tengas tu libro de vuelta?
    - Oh, ya, lo siento. ¡Gracias! ¿No se que hubiera pasado si me quedo sin libro?
    - Pues que no tendrías libro, y claro, te hubieran castigado.
    - Eso es lo que no me gusta.
    - Tampoco te gustará quedarte sin comer, así que ¿por qué no vamos ya?
    - Sí, mejor que nos demos prisa.


Tan poco ha sido tan difícil. Ahora solo me queda acabar con ella en público y la cruel bienvenida habrá acabado.
Ella se sienta en una mesa con la bandeja de comida. Yo me siento a su lado.
    - ¿Acaso te gusta estar sola? - le pregunto en tono burlón.
    - No, de hecho es lo que más odio. Pero, ¿qué voy a hacer?
    - ¿Amigos?
    - Es muy fácil decirlo, pero no hacerlo. Yo no encajo aquí.
    - ¿Y que te crees que cuando llegué todos acudieron a mí como... - miro sus ojos - ...como abejas a la miel?
    - No, pero, seguro que te fue más fácil. Eres un tío. Y en la sociedad siempre lo tenéis más fácil – lo que dice me hace reír -. No pareces un matón.
    - ¿Y acaso lo soy?
    - No lo sé. No te conozco.
    - ¿Y te gustaría conocerme? - me acerco a ella. Empieza el show.
    - ¿Qué haces? - me dice apartándose. Está nerviosa. Sus ojos me miran a mí y luego al resto del comedor.
    - ¿Es que no has pensado que podríamos...? Ya sabes – me acerco más a ella. Miro a mi alrededor. Todos nos miran. Perfecto. Me acerco más y más a ella, y ella se aleja, hasta que se queda sin banco en el que apoyarse y se cae encima de la basura.
    Está completamente cubierta por basura, pieles de plátano y el puré del día.
    El comedor estalla en carcajadas. Ella me mira con sus ojos color miel suplicándome ayuda. Sus mejillas están rojas por la vergüenza y tiene los ojos cristalinos, como si fuera a llorar.
    Pero en vez de eso, respira profundamente, se levanta y se larga del comedor.
    Antes de irse me mira con odio. Y una sensación horrible se apodera de mi. Se me hace un nudo en la garganta y miro la mesa en busca de agua. Como no hay, trago saliva para deshacerlo y en ese momento de debilidad se acerca Kitzia.
    - Vaya Aaron. Ha sido mejor de lo que imaginaba – dice paseando su dedo índice por mi hombro y mordiéndose el labio.
    - Hola Kitzia.
    - Sabes que puedes llamarme Kit – se acerca a mi y me besa en los labios -. Me ha encantado tu actuación. ¿Sabes? Parecía que de verdad se creía que eras su amigo y que estabas colado por ella.
    - Es mona.
    - ¿De verdad? ¿Es mona? Pues si te gusta has arruinado tu oportunidad. De cualquier forma me has hecho feliz. Y eso es lo que importa, ¿no?
    - Me largo.
    - Hey, Aaron, ¿acaso no estás contento con tu actuación? Esa cría estará llorando en el baño ahora mismo.
    - ¿En el baño? - pregunto, ojala haya oído mal.
    - En el baño.
    - Es la hora de Livvy, ¿cierto?
    - Muy cierto. Se me había olvidado.
    - ¡¡Se la va a cargar!!
    - ¡Lo sé! ¿No es genial?
    Salgo corriendo hacia el baño de chicas. Veo la puerta entre abierta y se oye un ruido fuerte que me retumba en los oidos.
    - Livvy
Abro la puerta de golpe y las veo. A Livvy y a Cathleen. Hablando. ¿Cómo puede estar hablando con Livvy?
Livvy es corpulenta y grande. Tan fuerte como un toro y a la hora de comer siempre recorre los aseos para ver a que paleto puede golpear. Pensé que le iba a hacer daño pero están hablando.
De pronto Livvy se levanta y le pega otro golpe a la puerta de una letrina.
    - Es un capullo – dice Livvy acariciándose el puño con el que ha golpeado la puerta con la otra mano.
    - Lo sé – dice Cathleen mirando su reflejo sucio en el espejo. Se quita lo que puede del pelo y se vuelve hacia Livvy.
    - Puedo golpearle, si quieres.
    Ella se ríe, por primera vez desde que la vi.
    Livvy se gira y me ve.
    - ¡Eh, tu! ¿Qué haces aquí? - dice enfadada y acercándose.
    - Tan solo quería ver como iba tu ronda.
    - ¡Pues muy bien! Y ahora si no quieres salir herido te aconsejo que te largues.
    Cathleen ni siquiera me ha mirado. Cuando doy un paso hacia ella suena el timbre que indica el comienzo de la siguiente clase. Y me veo obligado a irme.
    Además tampoco hubiera tenido oportunidad contra Livvy. La miro otra vez antes de irme y está lavándose la cara con las manos.
    - ¡Oh! ¡Mierda! - exclama mirándose la mano – Me he cortado con algo cuando me caí.
    Un arañazo rojo del que salen algunas gotas de sangre le rodea la muñeca.
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Este capitulo no me gusta mucho como ha quedado, así que si tenéis alguna sugerencia os agradecería que me lo comentarais.. :33 
Gracias

jueves, 29 de noviembre de 2012

Capítulo 1


    Solo se me ocurre una respuesta a esa pregunta. Matar.
    ~_____________~

    Un escalofrío recorre mi cuerpo. Me vuelvo hacia mis padres, que esperan junto a la puerta, con gesto suplicante pero la mujer me llama.
    - Toma – dice dándome unos papeles y unos libros -. Son el número de tu taquilla, tu horario y los libros que vas a necesitar. En el horario pone a que hora debes levantarte y a que hora empiezan tus clases, ya que aunque seáis criminales nos exigen que os eduquemos. También está la hora de comer y a la hora a la debes estar en tu habitación para acostarte. Esto es muy fácil – dice mirándome fijamente – Si llegas tarde a clases no entras, y se apuntará a que clases faltas, si llegas tarde a comer, y va por el desayuno, el almuerzo y la cena, no comes. Y si a la hora a la que debes estar en tu habitación no estás allí... Créeme, no querrás saber lo que pasa. ¿Entendido?
    Otro nudo en la garganta, trago para que desaparezca.
    Asiento porque no me salen las palabras.
    La mujer sonríe, contenta con su trabajo, se había propuesto asustarme y lo ha conseguido.
Me hace un gesto para que me vaya. Y me dirijo hacia donde se encuentran mis padres.
    - Bueno, hija, ya tienes que arreglártelas sola – dice mi padre.
    - Como si hubierais hecho mucho.
    - Cathleen, nos veremos dentro de un mes, ya verás como se pasa rápido, ¿vale?
    - No tengo otra opción.

En el papel pone número 666. “¡Qué bien!” pienso. Técnicamente ahora tendría que estar en clase de historia, pero no me da tiempo a llegar, empezó cuando me dieron el horario. Además es el primer día, tengo que organizarme.
Busco mi taquilla rápido, prefiero no tener nada encima cuando salgan de clase, ya que no se con qué voy a encontrarme.

Suena el timbre y todavía estoy en el número 500. Las puertas se abren todas a la vez, ¿acaso son automáticas?, y una avalancha de personas inunda el pasillo.
Todos me miran y yo procuro no mirarlos a ellos, mantengo la vista fija en los libros.
En un acto de valentía levanto la mirada y los veo, a mis compañeros. Son exactamente como me había imaginado que serían.
Extravagantes, imponentes y escalofriantes. Debe de estar de moda en el infierno adornarse el cuerpo con tatuajes de todo tipo, porque aquí, hay a puñados. Y los piercings en la nariz, puf, como los odio, llevar una argolla gigante en la nariz hace que te parezcas más a un toro que a un ser humano, aunque pensándolo bien, quien dice que sean seres humanos. Solo son criminales, peligrosos criminales trastornados.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Introducción


El coche avanza despacio, eso me da tiempo a pensar, ¿por qué estoy aquí? Me la han jugado y muy bien jugada.
Además del motor del coche no se oye nada. Nada. Eso es lo que más me asusta. Estoy sola, no van a ayudarme, todo lo que he hecho o he sido no vale para nada. No me queda nada. Y la palabra “nada” ya me empieza a sonar muy rara.
En menos de una hora estaré en un lugar desconocido. Donde los matones abundan y la justicia no existe. Ya que tratan con mano de hierro.
Y todo por un crimen no cometido. Robar no está bien, lo he sabido desde que nací. Pero aún así no saldré ganando. Todo esto es una mierda.

Miro por la ventana, intentando guardar cada color, cada paisaje, incluso cada mota de polvo de lo que es la libertad.
Porque cuando entre allí no habrá nada que se le parezca.

El coche se para, y el motor deja de sonar, se oyen las puertas al abrirse y al cerrarse. Y también como sacan mi equipaje del maletero. Ya no hay vuelta a atrás.
Debí estrellar el coche cuando tuve oportunidad.

Me llamo Cathleen Night, tengo dieciséis años y estoy condenada.

    - ¿Vas a bajar? - pregunta mi padre.
    - ¿Qué me pasará si me niego?
    - Cathleen, por favor.
No se oye nada, nada cambia. No voy a bajar del coche.
    - Te comportas como una cría con una de sus pataletas. Tienes que afrontar las consecuencias de tus actos.
    - Esa es la cosa, papá. Que no fueron mis actos. Así que no es mi responsabilidad sufrir las consecuencias.
    - Cathleen no me hagas entrar a por ti.
    - Lo que estáis haciendo no es justo.
    - Al robar renuncias al derecho de la justicia – dice mi padre enfadado.
    - El problema está en que yo no he robado – digo despacio y separando las sílabas.
    - ¡Cathleen Marie Night! ¡Baja del coche!
    Se me hace un nudo en la garganta y tengo que tragar para deshacerlo.
    Me bajo del coche dando un portazo y me cruzo de brazos. Pero en cuanto veo el edificio que se alza ante mí, toda la dureza se me quita de golpe.
    El enorme edificio gris y terrorífico que hay ante mí hace que me tiemblen las piernas y que pierda el equilibrio.
    Este edificio parece una fortaleza.
    Está rodeado de alambradas cuyos límites no se divisan. Un enorme y oscuro bosque que parece sacado de un cuento de terror señala el final de la explanada en la que se encuentra la fortaleza.
    No hay ni una sola planta a su alrededor, todo aquí es tierra seca.
    Un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Aquí es donde pasaré el verano.
Recobro la compostura, o al menos lo intento. No quiero que aquí dentro me vean una presa fácil.
Mis padres avanzan con mi equipaje, yo sigo junto al coche, estoy fuera, frente a la fortaleza. Lo único que le falta es un foso.
Me froto las piernas para que dejen de temblar y camino tras mis padres, voy arrastrando los pies, porque ahora las piernas me pesan toneladas.
Miro el suelo para no tropezarme con alguna piedra, o eso me digo a mí misma para tranquilizarme, ya que la verdadera razón es que no puedo mirar el edificio sin que me entren escalofríos.
Llegamos a la entrada. Y sobre la puerta escrito con hierros doblados y entrelazados entre sí pone “Black Sea” y en una letra mas pequeña “Centro de rehabilitación para jóvenes criminales”.
Mi padre sostiene la puerta para que entremos mi madre y yo. Mi madre...no ha hablado en todo el viaje, aunque las palabras no han abundado hoy. Ella ha sido la única que no a pronunciado ninguna y solo hace falta verla para saber porqué. Está pálida, y tiene ojeras, no ha dormido desde el día del juicio. Se podría decir que está en los huesos. Desde luego tener una hija criminal no es su concepto de familia perfecta.
Pero ella sabe que yo no lo hice, aunque no puede hacer nada.
Creo que es la única persona que continua confiando en mí después de todo lo ocurrido. Ni siquiera Jake... Y lo entiendo, es que si de un grupo de diez personas la única que tiene una versión diferente de los hechos soy yo, es comprensible que yo sea la principal sospechosa.
Lo único que me alivia es que tan solo estaré aquí un mes. Pero aún así será una experiencia que no olvidaré fácilmente.

Las maletas están en la habitación, bueno, habitación, más bien rincón que me pertenece. Porque solo cabe una cómoda y una cama, mi equipaje está debajo de la cama y no se si podré entrar yo.
Avanzo hasta el mostrador y espero a que la mujer que hay tras él me atienda.
Es bajita, de pelo moreno canoso, usa gafas y su expresión es del todo no amistosa. Parece cansada, cansada de todo. Sabe lo que tiene que hacer y no le pone emoción, aunque pensándolo bien, ¿cómo se le puede poner emoción a revisar una y otra vez la lista de condenados que caben en Black Sea?
Me apunta con el bolígrafo que lleva en la mano y arruga la nariz.
    - Nombre – dice la mujer con voz desgastada.
    - Cathleen Night – respondo con voz temblorosa.
    - Cathleen...Cathleen – dice mientras mira un papel, supongo que estará buscando mi nombre – Aquí estás. Condenada un mes, por robar. Bueno, no te preocupes, niña, hay gente que no tiene tu suerte y está condenado de por vida, que cuando tenga la edad suficiente será trasladada a prisión – me dice con propósito tranquilizador, pero no causa el efecto deseado. ¿Qué habrá hecho esa gente de la que habla para estar condenado de por vida?
    Solo se me ocurre una respuesta a esa pregunta. Matar.
    Fuente: Black Sea

viernes, 2 de noviembre de 2012

París, la ville de l'amour... <3
¡Qué ostias! La ville de l'amour? La ville de lo pijo, caro, extravagante y glamuroso si acaso... êwe

lunes, 15 de octubre de 2012

los celos me matan, pero supongo que hay que joderse...
hay que escuchar antes a la mente que al corazón


domingo, 7 de octubre de 2012

Todo mi mundo se ha roto en pedacitos, sí, he obtenido una respuesta, pero no era la que quería, y ahora me siento estúpida por haber pensado que podría haber salido de otra forma...

jueves, 4 de octubre de 2012

Me siento tan imbecil y vulnerable, ojalá pudiera escapar a Ailartsua con Angelo, con Gale, con todos mis sueños e ilusiones, que no van a ver nunca la luz del día, todo es tan jodidamente real.
Necesito un cambio, o una pistola, aunque tambien me sirve un cuchillo y valor, claro.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Pide un deseo y sopla.

Y así abandonas toda esperanza de que se cumpla.
Como esta hoja me siento, cuando no me miras.












OLVIDADA
Me gustaría vivir en un burbuja, para que nada del exterior me afectara tanto como ahora me afecta.
Supongo que quien algo quiere algo le cuesta.

Quien dice que los sueños son solo sueños está muuy equivocado.
De ilusiones se vive, al fin y al cabo, no?

Odio sentirme insegura ante un hombre, ¿por qué no puede él sentirse igual?
Si fuera así, las peleas de parejas se acabarían.


Un buen escritor debe escribir sobre lo que conoce
- DH
Y UN CUEERNO
Acaso Laura Gallego es íntima de un demonio *^*

martes, 28 de agosto de 2012

me siento triste y a la vez llena de rabia, no se que hacer porque todo me parece patetico. Supongo que fui yo la que creo a ese monstruo que ahora me intenta destruir...

domingo, 5 de agosto de 2012

Por la noche hasta las 12 y mas allá esperando la llamada de una amiga con una tarifa extraña...
La vida esta llena de timos, como esa tarifa.

domingo, 10 de junio de 2012

El verdadero final de 'Los Juegos del Hambre'

Peeta me susurra:
- Me amas. ¿Real o no?
Me lo pienso antes de contestar.
- No.
Su cara se descompone y no puedo evitar sentir pena por él. Lleva días pensando que lo nuestro funciona, pero no es así, no puedo sacarme a Gale de la cabeza. Tengo que encontrarle y decirle lo que siento.
- Lo siento. Pero yo estoy enamorada de Gale - le digo con dulzura. Peeta se echa a llorar.
Llevo horas preguntando si saben algo de Gale, si conocen su paradero. Me han informado acerca de un asunto que le tiene entretenido en el distrito 2. Debo ir allí y verle. No puedo sacarme su sonrisa de la cabeza y sus ojos tan hermosos y sus labios tan carnosos y atractivos.
Tras dos días de viaje, llego al distrito 2 y lo busco por todas partes. Busco su pelo negro, sus ojos grises, su atractivo cuerpo y su hermoso rostro.
Pregunto a todos los que encuentro para que me den una pista de donde puede estar.
Dicen que está en el bosque, así que me apresuro a llegar allí. Cuando paso la alambrada que está hecha polvo, aplastada y con muchos agujeros encuentro un zapato. Lo cojo y lo examino, es de mujer, del número 40, es azul y está bastante desgastado. ¿De quién será?
Sigo caminando y esta vez veo un botón, parece ser de una camisa. Es blanco. Más adelante veo la prenda de la que proviene el botón. Es lisa, de algodón y es azul. Compruebo que le falta un botón y comparo el que he encontrado con los que hay en la blusa. Son iguales.
Me extraña encontrar una blusa y un zapato en mitad de un bosque.
Sigo andando y veo... ¿unos pantalones? Son cortos y están algo gastados. También son de mujer.
Esto está empezando a preocuparme.
Más adelante encuentro unos pantalones de hombre, también desgastados, tirados en el suelo.
No sé que pensar. ¿Prendas de vestir en mitad de un bosque del distrito 2? Esto es muy raro.
Mientras avanzo me parece ver un destello rojo entre los árboles. Tengo curiosidad por saber qué es. Me apresuro a ir hacia el destello, que se va volviendo algo con cuerpo, y resulta que es el cabello de una chica que está sentada junto al tronco de un árbol. Está de espaldas a mi. Lleva el cabello largo y rizado, y está envuelta en algo blanco... una camisa, ¿tal vez?
Hay algo a su lado, consigo distinguir el color negro. Quiero acercarme y ver que es, pero al hacerlo piso una rama y la chica se sobresalta con el sonido que esta emite al romperse.
Se gira me ve y murmura algo. Lo que está a su lado se mueve, parece que estaba apoyado en ella y al girarse ha provocado que se moviera.
Es un chico, lo sé, porque se despereza como si acabara de despertarse y acaricia el cabello de la chica.
- Mmmm... ¿Qué te pasa? - le susurra el chico de pelo negro, aún no he conseguido verle la cara.
- Mira - la chica me mira y golpea al chico moreno en el hombro para que se gire. El chico se gira, me ve y abre mucho los ojos. Lo veo. Es Gale.
- ¿Katniss? ¿Qué haces aquí?
Me he quedado sin habla. ¿Cómo puede..? ¿Él..? Gale es mío. No puede estar con otra. Noto que la chica se ruboriza y se tapa aún más con la camisa, que ya no me cabe ninguna duda, es de Gale. Y toda la ropa que he encontrado antes, era de esa chica pelirroja. Está nerviosa y como yo no respondo, Gale se gira hacia ella y le acaricia la cara.
- Gale...  - es lo único que puedo decir.
- Katniss. ¿Qué quieres? - está serio y tiene la mano entrelazada con la de la chica.
- Te echo de menos - le digo sin poder contenerme.
- ¿Qué? - está enfadado - ¿Me echas de menos? Katniss, he estado cerca de tres años enamorado de ti mientras te besabas con otro. Y ahora, ahora me echas de menos. Cuando he pasado página. Cuando ya no siento nada por ti.
- Pero Gale... tú eres mío - digo sin querer creerme todo lo que ha dicho.
- Ya no. Estoy enamorado. Y no vas a meterte en medio y estropearlo todo.
- Pero...
- Adiós, Katniss. No sé que ha pasado con Peeta, pero no vas a conseguir nada. Yo estoy enamorado, y no de ti.
- Gale... - no puede ser... - TÚ - digo señalando a la chica que se esconde detrás de Gale - Tú, me lo has quitado.
- Eres una egoísta Katniss. ¿Pensabas que te estaría esperando toda la vida hasta que decidieras que me preferías en vez de a Peeta? Eres una grandísima egoísta. Yo tengo derecho a ser feliz, y lo soy. A su lado - dice tirando del brazo de la chica hacia alante para que pueda verla.
No puede ser. Ha encontrado a otra. A otra que no soy yo...
- Está bien... Yo, lo siento....
Me alejo de ellos, no puedo verle sonreír de esa forma a otra chica. Es demasiado doloroso.

Lo tengo decidido, no puedo hacer otra cosa, el chico al que quiero me ha destrozado el corazón, no puedo soportarlo.
He vuelto al distrito 12, el que más atrasado está en cuanto a restauración y el que más ha sufrido el azote del Capitolio.
Me acerco a la alambrada. Guardo silencio, intento escuchar el sonido de la electricidad recorriendo todos los alambres de esa gran valla que nos separa de la libertad.
Oigo pasos a mi espalda. No necesito girarme para saber quién es.
- No lo hagas. Podremos superarlo... juntos.
- No quiero estar contigo. Yo quiero a Gale y él no está.
- Pero...
- Lo siento...
Me lanzo contra la alambrada por la que corre la electricidad que será lo que me libre de este sufrimiento.
El dolor es intenso, huelo a piel quemada, mi piel. Cierro los ojos. Y ya no siento nada. ¿Estoy muerta? Me siento bien. Libre.
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Han pasado dos meses desde que murió en el distrito 12, no puedo más que sentirme culpable. Ella me coge de la mano. Sabe como me siento. La miro, me mira, me sonríe, le sonrío. La beso. Un beso que transmite todo lo que siento. Amor, pasión, pena, furia,...
Ella me mira, alza una mano y me acaricia el rostro. En sus ojos veo pena. Se siente culpable. No voy a dejar que se sienta así. Ella no tiene la culpa, ella no quería herirla. Y yo tampoco, tan solo quería ser feliz.
Todo cuanto siento es amor. Amor hacia ella, que no se va, que no me deja. Quiero demostrárselo. Le cojo la mano y tiro de ella para sacarla de allí. No quiero enterrar a Katniss, no quiero hacerlo. Quiero decirle que no se culpe, que no se apene, que sonría, que sonría, porque estoy enamorado de su sonrisa.
- ¿Qué haces? ¿Por qué nos vamos?
- Quiero enseñarte algo.
- ¿El qué?
- Haces demasiadas preguntas. Espera un poco - noto que me fulmina con la mirada, yo me río.
Nos alejamos de la multitud que ha venido a despedir al Sinsajo de la rebelión y me la acerco.
- Gale... deberíamos volver - me dice preocupada. Yo no respondo. Sonrío, no puedo parar de sonreír. Estoy con ella, y eso es lo que importa.
La beso y la vuelvo a besar.


Tan solo un año después yo sostengo entre mis brazos a una criaturita de ojos grandes del color del atardecer y con indicios de cabello negro. Hemos hablado sobre que nombre ponerle. Y solo se me viene un nombre a la cabeza que de verdad merezca la pena. Ella está de acuerdo. Primrose Hawthorne, mi hija.

- By: ATL

sábado, 9 de junio de 2012

Me he enamorado :P



I look around me but all I seem to seeIs people going nowhere expecting sympathyIt’s like we’re going through the motions of a scripted destinyTell me, where’s our inspiration? If life won’t wait I guess it’s up to me
Whoa! No, we’re not gonna waste another moment in this townWhoa! And we won’t come back, the world is calling outWhoa! Leave the past in the past, gonna find the futureAnd misery loves company, well so longYou’ll miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m gone
Procrastination running circles in my headWhile you sit there contemplating you’re wound up left for deadLife is what happens while you’re busy making your excusesAnother day, another casualty but that won’t happen to me
Whoa! No, we’re not gonna waste another moment in this townWhoa! And we won’t come back, the world is calling outWhoa! Leave the past in the past, gonna find the futureAnd misery loves company, well so longYou’ll miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m goneWhen I’m gone, let’s go!
Won’t look back when I say goodbyeI’m gonna leave this hole behind me, gonna take what’s mine tonight‘Cause every wasted day becomes a wasted chanceYou’re gonna wake up feeling sorry ‘cause life won’t waitI guess it’s up to you
Whoa! No, we’re not gonna waste another moment in this townWhoa! And we won’t come back, the world is calling outWhoa! Leave the past in the past gonna find the futureAnd misery loves company, well so longYou’ll miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m goneYou’re gonna miss me when I’m gone
- Simple Plan

martes, 22 de mayo de 2012

Supongo que cuando uno piensa en amigas lo típico es decir, que te sientes a gusto con ellas, que puedes confiarles hasta tu vida (solo si son buenas ¬¬), que si necesitas alguien con quien hablar son lo primero en lo que piensas,...
Pero yo digo... bueno, lo que arriba está escrito, porque es del todo cierto, al menos en lo que me respecta. :P
Las buenas amigas se cuentan con los dedos de una mano :)

lunes, 21 de mayo de 2012

Libros, libros y más libros


 Un refugio, un mundo en el que esconderse de la realidad, que a veces llega a ser cruel.
Un lugar en el que poder soñar, sin miedo a nada, en el que poder estar sin que te reprochen o te pregunten la razón.
Para mí, los libros, son un respiro. Son sueños plasmados en papel de gente que no tiene miedo a decir lo que piensa. Son ideas, reglas, son ante todo, sentimientos, que dan rienda suelta a la imaginación.
El pasar de las páginas, el tacto del papel, la delicadeza de las palabras mostrándote un nuevo y tentador mundo, al que poder fugarte sin sentirte nunca más atrapado.
La libertad. La lectura es libertad, libertad de expresión de ideas, de sentimientos, de creencias.
Vivir aventuras, romances y miedo. Vivir una vida deseada por todos sin peligrar ni un poco.
Los libros son para la vida lo que la sal para una sopa que la pide a gritos. El sabor te reconforta, el calor te relaja, en ese momento todo está bien.
Para mi, leer, es escapar. Es libertad. Es un cambio.
Hay gente que dice odiar leer por el simple hecho de aburrirse en el acto. Pero eso solo es porque no han encontrado su aventura. Todos tenemos un lector encerrado en nuestro interior, un soñador, que lucha por salir y vivir. Todos tenemos un libro en nuestro interior que quiere que la imaginación fluya por sus páginas. Algunos se cierran y olvidan que lo tienen, pero sigue ahí, tan solo hay que abrirse y cerrar los ojos. Hay gente que puede soñar sin siquiera cerrar los ojos, que puede formar un mundo paralelo y perfecto en menos de cinco minutos solo amontonando todo lo que le gusta.
Cada persona tiene gustos diferentes, de ahí lo de 'Para gustos, colores', pero aunque pensemos que tenemos los gustos más raros y extravagantes del mundo, en las cerca de 7.000 millones de personas del mundo hay alguien que piensa igual que tú. Por eso todos podemos encontrar u libro que se ajuste bien a lo que nos apasiona del mundo y en el que encontrar refugio y consuelo.
Yo, he llegado a encerrarme en una burbuja, aislada de todo, solo porque no podía parar de leer, mi mente me pedía que siguiera adelante, que ni se me ocurriera parar, ni si quiera para ir al baño, solo por la curiosidad que me daba saber que en la página siguiente todo podía dar un giro de 180 grados y cambiar radicalmente.
Yo vivo con el deseo de vivir en uno de los mundos que imagino leyendo. Por eso escribo, para reinventar mi propio mundo, haciendo una mezcla de todo lo que me gusta de otros.
Lo que hacen los escritores de cerrar los ojos e imaginarse el mundo que quieren que todo pase y después pasarlo a papel, haciendo que otros vean lo que ellos vieron. Eso para mi es magia. Magia de la buena.