everything about a thing
Si yo fuera tú, me enamoraría de mi (?) è_e
Nadie es perfecto
Atentamente : Nadie :)
martes, 28 de mayo de 2013
miércoles, 6 de marzo de 2013
Answer~
Bien, si estás leyendo esto es porque estás lo suficientemente aburrido como para dejarte caer por este genuino blog (?) O bien que eres buena gente, eso se agradece ewe
1>¿Cómo te llamas?
2>¿Tienes algún mote?
3>¿Cómo definirías ''tribu urbana''?
4>¿A qué tribu urbana perteneces?
5>¿Qué piensas sobre las otras tribus?
6>¿Alguna vez has sido rechazado por una tribu y por ello has acabado en otra?
7>¿Qué música escuchas?
8>¿Cuáles son tus aficiones?
9>¿Desde cuándo eres aficionado a eso?
10>¿Cuál es tu estilo?
11>¿Cambiarías tu estética para encajar en un grupo?
12>¿Tu estilo está influenciado por algo?
13>¿Qué sitios frecuentas cuando sales a la calle (con amigos)?
14>¿Qué opinas de la 'homosexualidad'?
Responde en un comentario a estas preguntas, hmm, tranqui, no van a ser usadas para nada ilegal. O puede que sí.. (?)
Objetivo: Trabajo de clase (Un rollo, lo sé)
1>¿Cómo te llamas?
2>¿Tienes algún mote?
3>¿Cómo definirías ''tribu urbana''?
4>¿A qué tribu urbana perteneces?
5>¿Qué piensas sobre las otras tribus?
6>¿Alguna vez has sido rechazado por una tribu y por ello has acabado en otra?
7>¿Qué música escuchas?
8>¿Cuáles son tus aficiones?
9>¿Desde cuándo eres aficionado a eso?
10>¿Cuál es tu estilo?
11>¿Cambiarías tu estética para encajar en un grupo?
12>¿Tu estilo está influenciado por algo?
13>¿Qué sitios frecuentas cuando sales a la calle (con amigos)?
14>¿Qué opinas de la 'homosexualidad'?
Responde en un comentario a estas preguntas, hmm, tranqui, no van a ser usadas para nada ilegal. O puede que sí.. (?)
Objetivo: Trabajo de clase (Un rollo, lo sé)
viernes, 7 de diciembre de 2012
Capítulo 2
Solo son criminales, peligrosos criminales transtornados.
~____________________________~
Entonces la veo, veo
a la chica de la que me habló Kitzia hace unas horas, esa es mi
víctima.
Tengo que crear un
vínculo entre nosotros para después romperlo. ¡Delante de todos!
Después de todo, no
todos los días se tienen nuevos condenados. Será divertido.
Tresh y su banda se
acercan a toda prisa hacia al comedor, hoy tiene que haber comida de
verdad.
La miro de nuevo.
Una oportunidad como
esta no la puedo desaprovechar, la han derribado, y ella está ahora
en el suelo exhausta por lo que acaba de pasar. Todas sus cosas están
esparcidas por el suelo.
Es mi turno.
Me acerco
lentamente. Y me pongo delante de ella.
Es pelirroja, pero
rojo oscuro, no chillón. Es pálida, y parece una blandengue.
-
Hola, señorita, ¿puedo ayudarla? - me cruzo de brazos. Ella me
mira.
-
No gracias, estoy bien.
Se
vuelve hacia sus cosas intentando reunirlas.
-
¿De verdad? ¿No es ese libro con el que están jugando al fútbol
tuyo?
Se
gira hacia donde yo señalo. Y sus ojos se abren como platos, se
levanta corriendo y va a recuperar su libro, o al menos a
intentarlo.
Porque
Craig la derriba de un empujón y ella choca con las taquillas.
-
¡Hey, Craig!
-
¡Aaron!
-
Dale el libro – digo tranquilo.
-
¿Qué? ¿Por que iba a hacer eso? - dice desafiante.
-
Lo harás – digo en el mismo tono tranquilo y ladeo la cabeza.
Me
acerco a Craig y le atesto un puñetazo en el estómago, el libro
sale disparado de su mano y cae al suelo.
Lo
cojo y me acerco a la chica.
-
Aquí tienes tu libro.
-
Vaya, gracias.
-
Ahora, ¿me dirás tu nombre? - sonrío.
-
Cathleen.
-
Aaron.
Ella
sonríe.
Lo
he conseguido. Un poco más y ya la tengo a tiro.
-
¿Tienes hambre?
-
Sí.
-
Ven, te enseñaré la cantina.
-
Antes necesito encontrar mi taquilla – dice un poco avergonzada.
-
En ese caso, te ayudaré a buscar tu taquilla.
-
Vale.
Tiene
la 666, está muy cerca de la de Kitzia. Eso le va a gustar, así la
tendrá controlada. Llegamos a su taquilla y suelta sus libros y sus
cosas.
-
¿Por qué me ayudas? - pregunta intrigada y un poco extrañada.
-
Y, ¿por qué no?
-
Pues porque se supone que eres un criminal, y los criminales no son
amables – sonrío.
-
En el mundo hay de todo. ¿Así es como me agradeces que tengas tu
libro de vuelta?
-
Oh, ya, lo siento. ¡Gracias! ¿No se que hubiera pasado si me quedo
sin libro?
-
Pues que no tendrías libro, y claro, te hubieran castigado.
-
Eso es lo que no me gusta.
-
Tampoco te gustará quedarte sin comer, así que ¿por qué no vamos
ya?
-
Sí, mejor que nos demos prisa.
Tan poco ha sido tan
difícil. Ahora solo me queda acabar con ella en público y la cruel
bienvenida habrá acabado.
Ella se sienta en
una mesa con la bandeja de comida. Yo me siento a su lado.
-
¿Acaso te gusta estar sola? - le pregunto en tono burlón.
-
No, de hecho es lo que más odio. Pero, ¿qué voy a hacer?
-
¿Amigos?
-
Es muy fácil decirlo, pero no hacerlo. Yo no encajo aquí.
-
¿Y que te crees que cuando llegué todos acudieron a mí como... -
miro sus ojos - ...como abejas a la miel?
-
No, pero, seguro que te fue más fácil. Eres un tío. Y en la
sociedad siempre lo tenéis más fácil – lo que dice me hace reír
-. No pareces un matón.
-
¿Y acaso lo soy?
-
No lo sé. No te conozco.
-
¿Y te gustaría conocerme? - me acerco a ella. Empieza el show.
-
¿Qué haces? - me dice apartándose. Está nerviosa. Sus ojos me
miran a mí y luego al resto del comedor.
-
¿Es que no has pensado que podríamos...? Ya sabes – me acerco
más a ella. Miro a mi alrededor. Todos nos miran. Perfecto. Me
acerco más y más a ella, y ella se aleja, hasta que se queda sin
banco en el que apoyarse y se cae encima de la basura.
Está
completamente cubierta por basura, pieles de plátano y el puré del
día.
El
comedor estalla en carcajadas. Ella me mira con sus ojos color miel
suplicándome ayuda. Sus mejillas están rojas por la vergüenza y
tiene los ojos cristalinos, como si fuera a llorar.
Pero
en vez de eso, respira profundamente, se levanta y se larga del
comedor.
Antes
de irse me mira con odio. Y una sensación horrible se apodera de
mi. Se me hace un nudo en la garganta y miro la mesa en busca de
agua. Como no hay, trago saliva para deshacerlo y en ese momento de
debilidad se acerca Kitzia.
-
Vaya Aaron. Ha sido mejor de lo que imaginaba – dice paseando su
dedo índice por mi hombro y mordiéndose el labio.
-
Hola Kitzia.
-
Sabes que puedes llamarme Kit – se acerca a mi y me besa en los
labios -. Me ha encantado tu actuación. ¿Sabes? Parecía que de
verdad se creía que eras su amigo y que estabas colado por ella.
-
Es mona.
-
¿De verdad? ¿Es mona? Pues si te gusta has arruinado tu
oportunidad. De cualquier forma me has hecho feliz. Y eso es lo que
importa, ¿no?
-
Me largo.
-
Hey, Aaron, ¿acaso no estás contento con tu actuación? Esa cría
estará llorando en el baño ahora mismo.
-
¿En el baño? - pregunto, ojala haya oído mal.
-
En el baño.
-
Es la hora de Livvy, ¿cierto?
-
Muy cierto. Se me había olvidado.
-
¡¡Se la va a cargar!!
-
¡Lo sé! ¿No es genial?
Salgo
corriendo hacia el baño de chicas. Veo la puerta entre abierta y se
oye un ruido fuerte que me retumba en los oidos.
-
Livvy
Abro
la puerta de golpe y las veo. A Livvy y a Cathleen. Hablando. ¿Cómo
puede estar hablando con Livvy?
Livvy
es corpulenta y grande. Tan fuerte como un toro y a la hora de comer
siempre recorre los aseos para ver a que paleto puede golpear. Pensé
que le iba a hacer daño pero están hablando.
De
pronto Livvy se levanta y le pega otro golpe a la puerta de una
letrina.
-
Es un capullo – dice Livvy acariciándose el puño con el que ha
golpeado la puerta con la otra mano.
-
Lo sé – dice Cathleen mirando su reflejo sucio en el espejo. Se
quita lo que puede del pelo y se vuelve hacia Livvy.
-
Puedo golpearle, si quieres.
Ella
se ríe, por primera vez desde que la vi.
Livvy
se gira y me ve.
-
¡Eh, tu! ¿Qué haces aquí? - dice enfadada y acercándose.
-
Tan solo quería ver como iba tu ronda.
-
¡Pues muy bien! Y ahora si no quieres salir herido te aconsejo que
te largues.
Cathleen
ni siquiera me ha mirado. Cuando doy un paso hacia ella suena el
timbre que indica el comienzo de la siguiente clase. Y me veo
obligado a irme.
Además
tampoco hubiera tenido oportunidad contra Livvy. La miro otra vez
antes de irme y está lavándose la cara con las manos.
-
¡Oh! ¡Mierda! - exclama mirándose la mano – Me he cortado con
algo cuando me caí.
Un
arañazo rojo del que salen algunas gotas de sangre le rodea la
muñeca.
~_____________________~
Este capitulo no me gusta mucho como ha quedado, así que si tenéis alguna sugerencia os agradecería que me lo comentarais.. :33
jueves, 29 de noviembre de 2012
Capítulo 1
Solo
se me ocurre una respuesta a esa pregunta. Matar.
~_____________~
Un
escalofrío recorre mi cuerpo. Me vuelvo hacia mis padres, que
esperan junto a la puerta, con gesto suplicante pero la mujer me
llama.
-
Toma – dice dándome unos papeles y unos libros -. Son el número
de tu taquilla, tu horario y los libros que vas a necesitar. En el
horario pone a que hora debes levantarte y a que hora empiezan tus
clases, ya que aunque seáis criminales nos exigen que os eduquemos.
También está la hora de comer y a la hora a la debes estar en tu
habitación para acostarte. Esto es muy fácil – dice mirándome
fijamente – Si llegas tarde a clases no entras, y se apuntará a
que clases faltas, si llegas tarde a comer, y va por el desayuno, el
almuerzo y la cena, no comes. Y si a la hora a la que debes estar en
tu habitación no estás allí... Créeme, no querrás saber lo que
pasa. ¿Entendido?
Otro
nudo en la garganta, trago para que desaparezca.
Asiento
porque no me salen las palabras.
La
mujer sonríe, contenta con su trabajo, se había propuesto
asustarme y lo ha conseguido.
Me hace un gesto
para que me vaya. Y me dirijo hacia donde se encuentran mis padres.
-
Bueno, hija, ya tienes que arreglártelas sola – dice mi padre.
-
Como si hubierais hecho mucho.
-
Cathleen, nos veremos dentro de un mes, ya verás como se pasa
rápido, ¿vale?
-
No tengo otra opción.
En el papel pone
número 666. “¡Qué bien!” pienso. Técnicamente ahora tendría
que estar en clase de historia, pero no me da tiempo a llegar, empezó
cuando me dieron el horario. Además es el primer día, tengo que
organizarme.
Busco mi taquilla
rápido, prefiero no tener nada encima cuando salgan de clase, ya que
no se con qué voy a encontrarme.
Suena el timbre y
todavía estoy en el número 500. Las puertas se abren todas a la
vez, ¿acaso son automáticas?, y una avalancha de personas inunda el
pasillo.
Todos me miran y yo
procuro no mirarlos a ellos, mantengo la vista fija en los libros.
En un acto de
valentía levanto la mirada y los veo, a mis compañeros. Son
exactamente como me había imaginado que serían.
Extravagantes,
imponentes y escalofriantes. Debe de estar de moda en el infierno
adornarse el cuerpo con tatuajes de todo tipo, porque aquí, hay a
puñados. Y los piercings en la nariz, puf, como los odio, llevar una
argolla gigante en la nariz hace que te parezcas más a un toro que a
un ser humano, aunque pensándolo bien, quien dice que sean seres
humanos. Solo son criminales, peligrosos criminales trastornados.
domingo, 25 de noviembre de 2012
Introducción
El
coche avanza despacio, eso me da tiempo a pensar, ¿por qué estoy
aquí? Me la han jugado y muy bien jugada.
Además
del motor del coche no se oye nada. Nada. Eso es lo que más me
asusta. Estoy sola, no van a ayudarme, todo lo que he hecho o he sido
no vale para nada. No me queda nada. Y la palabra “nada” ya me
empieza a sonar muy rara.
En
menos de una hora estaré en un lugar desconocido. Donde los matones
abundan y la justicia no existe. Ya que tratan con mano de hierro.
Y
todo por un crimen no cometido. Robar no está bien, lo he sabido
desde que nací. Pero aún así no saldré ganando. Todo esto es una
mierda.
Miro
por la ventana, intentando guardar cada color, cada paisaje, incluso
cada mota de polvo de lo que es la libertad.
Porque
cuando entre allí no habrá nada que se le parezca.
El
coche se para, y el motor deja de sonar, se oyen las puertas al
abrirse y al cerrarse. Y también como sacan mi equipaje del
maletero. Ya no hay vuelta a atrás.
Debí
estrellar el coche cuando tuve oportunidad.
Me
llamo Cathleen Night, tengo dieciséis años y estoy condenada.
-
¿Vas a bajar? - pregunta mi padre.
-
¿Qué me pasará si me niego?
-
Cathleen, por favor.
No
se oye nada, nada cambia. No voy a bajar del coche.
-
Te comportas como una cría con una de sus pataletas. Tienes que
afrontar las consecuencias de tus actos.
-
Esa es la cosa, papá. Que no fueron mis actos. Así que no es mi
responsabilidad sufrir las consecuencias.
-
Cathleen no me hagas entrar a por ti.
-
Lo que estáis haciendo no es justo.
-
Al robar renuncias al derecho de la justicia – dice mi padre
enfadado.
-
El problema está en que yo no he robado – digo despacio y
separando las sílabas.
-
¡Cathleen Marie Night! ¡Baja del coche!
Se
me hace un nudo en la garganta y tengo que tragar para deshacerlo.
Me
bajo del coche dando un portazo y me cruzo de brazos. Pero en cuanto
veo el edificio que se alza ante mí, toda la dureza se me quita de
golpe.
El
enorme edificio gris y terrorífico que hay ante mí hace que me
tiemblen las piernas y que pierda el equilibrio.
Este
edificio parece una fortaleza.
Está
rodeado de alambradas cuyos límites no se divisan. Un enorme y
oscuro bosque que parece sacado de un cuento de terror señala el
final de la explanada en la que se encuentra la fortaleza.
No
hay ni una sola planta a su alrededor, todo aquí es tierra seca.
Un
escalofrío recorre todo mi cuerpo. Aquí es donde pasaré el
verano.
Recobro la
compostura, o al menos lo intento. No quiero que aquí dentro me vean
una presa fácil.
Mis padres avanzan
con mi equipaje, yo sigo junto al coche, estoy fuera, frente a la
fortaleza. Lo único que le falta es un foso.
Me froto las piernas
para que dejen de temblar y camino tras mis padres, voy arrastrando
los pies, porque ahora las piernas me pesan toneladas.
Miro el suelo para
no tropezarme con alguna piedra, o eso me digo a mí misma para
tranquilizarme, ya que la verdadera razón es que no puedo mirar el
edificio sin que me entren escalofríos.
Llegamos a la
entrada. Y sobre la puerta escrito con hierros doblados y
entrelazados entre sí pone “Black Sea” y en una letra mas
pequeña “Centro de rehabilitación para jóvenes criminales”.
Mi padre sostiene la
puerta para que entremos mi madre y yo. Mi madre...no ha hablado en
todo el viaje, aunque las palabras no han abundado hoy. Ella ha sido
la única que no a pronunciado ninguna y solo hace falta verla para
saber porqué. Está pálida, y tiene ojeras, no ha dormido desde el
día del juicio. Se podría decir que está en los huesos. Desde
luego tener una hija criminal no es su concepto de familia perfecta.
Pero ella sabe que
yo no lo hice, aunque no puede hacer nada.
Creo que es la única
persona que continua confiando en mí después de todo lo ocurrido.
Ni siquiera Jake... Y lo entiendo, es que si de un grupo de diez
personas la única que tiene una versión diferente de los hechos soy
yo, es comprensible que yo sea la principal sospechosa.
Lo único que me
alivia es que tan solo estaré aquí un mes. Pero aún así será una
experiencia que no olvidaré fácilmente.
Las maletas están
en la habitación, bueno, habitación, más bien rincón que me
pertenece. Porque solo cabe una cómoda y una cama, mi equipaje está
debajo de la cama y no se si podré entrar yo.
Avanzo hasta el
mostrador y espero a que la mujer que hay tras él me atienda.
Es bajita, de pelo
moreno canoso, usa gafas y su expresión es del todo no amistosa.
Parece cansada, cansada de todo. Sabe lo que tiene que hacer y no le
pone emoción, aunque pensándolo bien, ¿cómo se le puede poner
emoción a revisar una y otra vez la lista de condenados que caben en
Black Sea?
Me apunta con el
bolígrafo que lleva en la mano y arruga la nariz.
-
Nombre – dice la mujer con voz desgastada.
-
Cathleen Night – respondo con voz temblorosa.
-
Cathleen...Cathleen – dice mientras mira un papel, supongo que
estará buscando mi nombre – Aquí estás. Condenada un mes, por
robar. Bueno, no te preocupes, niña, hay gente que no tiene tu
suerte y está condenado de por vida, que cuando tenga la edad
suficiente será trasladada a prisión – me dice con propósito
tranquilizador, pero no causa el efecto deseado. ¿Qué habrá hecho
esa gente de la que habla para estar condenado de por vida?
Solo
se me ocurre una respuesta a esa pregunta. Matar.
Fuente: Black Sea
viernes, 2 de noviembre de 2012
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