Nadie es perfecto
Atentamente : Nadie :)

jueves, 29 de noviembre de 2012

Capítulo 1


    Solo se me ocurre una respuesta a esa pregunta. Matar.
    ~_____________~

    Un escalofrío recorre mi cuerpo. Me vuelvo hacia mis padres, que esperan junto a la puerta, con gesto suplicante pero la mujer me llama.
    - Toma – dice dándome unos papeles y unos libros -. Son el número de tu taquilla, tu horario y los libros que vas a necesitar. En el horario pone a que hora debes levantarte y a que hora empiezan tus clases, ya que aunque seáis criminales nos exigen que os eduquemos. También está la hora de comer y a la hora a la debes estar en tu habitación para acostarte. Esto es muy fácil – dice mirándome fijamente – Si llegas tarde a clases no entras, y se apuntará a que clases faltas, si llegas tarde a comer, y va por el desayuno, el almuerzo y la cena, no comes. Y si a la hora a la que debes estar en tu habitación no estás allí... Créeme, no querrás saber lo que pasa. ¿Entendido?
    Otro nudo en la garganta, trago para que desaparezca.
    Asiento porque no me salen las palabras.
    La mujer sonríe, contenta con su trabajo, se había propuesto asustarme y lo ha conseguido.
Me hace un gesto para que me vaya. Y me dirijo hacia donde se encuentran mis padres.
    - Bueno, hija, ya tienes que arreglártelas sola – dice mi padre.
    - Como si hubierais hecho mucho.
    - Cathleen, nos veremos dentro de un mes, ya verás como se pasa rápido, ¿vale?
    - No tengo otra opción.

En el papel pone número 666. “¡Qué bien!” pienso. Técnicamente ahora tendría que estar en clase de historia, pero no me da tiempo a llegar, empezó cuando me dieron el horario. Además es el primer día, tengo que organizarme.
Busco mi taquilla rápido, prefiero no tener nada encima cuando salgan de clase, ya que no se con qué voy a encontrarme.

Suena el timbre y todavía estoy en el número 500. Las puertas se abren todas a la vez, ¿acaso son automáticas?, y una avalancha de personas inunda el pasillo.
Todos me miran y yo procuro no mirarlos a ellos, mantengo la vista fija en los libros.
En un acto de valentía levanto la mirada y los veo, a mis compañeros. Son exactamente como me había imaginado que serían.
Extravagantes, imponentes y escalofriantes. Debe de estar de moda en el infierno adornarse el cuerpo con tatuajes de todo tipo, porque aquí, hay a puñados. Y los piercings en la nariz, puf, como los odio, llevar una argolla gigante en la nariz hace que te parezcas más a un toro que a un ser humano, aunque pensándolo bien, quien dice que sean seres humanos. Solo son criminales, peligrosos criminales trastornados.

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